Going downhill, my ears scan the trail for the peculiar sound of the rattlesnake, but enjoy the calls of the many birds that make a home in the Portuguese Bend Reserve. I feel my stride firm on the tough terrain. My muscles respond back now that regular exercise already makes a difference in my aging body.
With each step, I repeat my mantra for this week’s intentions: may all obstacles be lifted from my path. When I reach my meditation spot, I sit down for ten minutes with closed eyes. My chest lifts and falls as the cool air goes in and out of my body, until I am one with my breath and my mantra, “remove all obstacles.”
When the chime announces the end of the meditation, I open my eyes and slowly stand from the concrete bench, aware of the discomfort in my back. The view eludes me today, so I head back to the trail, uphill this time, greeting the usual characters of this early hour, mostly seniors enjoying the silence and fresh temperatures of the cool summers of the peninsula.
I power walk back to my house repeating the mantra again, “may all obstacles be lifted from my path.” In the end, I walk a total of four miles. That’s plenty of steps to visualize my intentions for the week.
Spanish Version follows
Bajando la colina, mis oídos buscan en el sendero el sonido peculiar de la culebra cascabel, pero disfrutan el canto de los muchos pájaros que hacen su hogar en la Reserva Portuguese Bend. Siento mi paso firme sobre el terreno escarpado, Mis músculos responden ahora que el ejercicio regular ya hace una diferencia en mi cuerpo envejecido.
Con cada paso, repito mi mantra para las intenciones de esta semana, “que todos los obstáculos sean retirados de mi camino.” Cuando llego a mi lugar de meditación, me siento por diez minutos con los ojos cerrados. Mi pecho sube y baja con el aire agradable entrando y saliendo de mi cuerpo, hasta que soy una con mi respiración y mi mantra, “remueve los obstáculos.”
Cuando la campana anuncia el final de la meditación, abro mis ojos y me levanto lentamente del banco de concreto, consciente de la incomodidad en mi espalda. La vista se me escapa hoy, de manera que regreso al sendero, cuesta arriba ahora, saludando a los personajes usuales de esta hora temprana, la mayoría ancianos disfrutando del silencio y la temperatura fresca de los veranos de la península.
Camino con energía de vuelta a casa, repitiendo el mantra otra vez, “que todos los obstáculos sean retirados de mi camino.” En total, camino cuatro millas. Esos son bastantes pasos para visualizar mis intenciones para la semana.