The city enchants us with its never ending offer of good shows and open festivals, baseball games, movies, and beaches. It feels like a constant vacation, minus the fact that I am looking for a job. Frustration and disorientation set in. So I start another cycle of not knowing my direction, unable to focus the search, because I am not really sure of what I am looking for.
It feels lonely at times. I am trying to meet people while hiking trails and or shopping in supermarkets. “These strawberries are a bargain, and so sweet, don’t you think so?” It will take a while, as it always does, some three years to start making friends. Will we ever stop? An average of six years is the norm for these relos that have left me drained of long-term friends.
I am writing as if my life depends on it. My blog could benefit from more visitors, so if you feel like sharing it with people, please do so. I appreciate that. I don’t have links, and don’t speak eloquently about mental illness, because I didn’t learn this thing in a book. I live through it; I own it, this emptiness, my lost sense of Self. Instead, I use the words that I feel in my chest: hollow, disoriented, detached, broken, not the ones I have learned at the doctor’s office, so many years sitting on that chair now: depressed, delusional, manic.
I am also currently writing my book on mental illness and female friendship. This is where I write about my friend Zoe and how she guided me from a distance. I honor my friend in that book, my friend, departed, five long years gone now.
At the beach, I sit on the sand and let the waves break on my feet. The breeze cuts through my center and sings its sad tune. “What do I do next?” I ask the sea. The cold water of the Pacific brings me back to the beauty around me. After what seems a long time, I stand up and dust the sand from my back. I wade through the warm sand on my way back to the promenade. On the concrete ground, I stamp my feet and continue with a firm stride. It’s a new beginning. I should give it time.
La ciudad nos enamora con su oferta sin fin de buenos shows, festivales abiertos, juegos de beisbol, cines, y playas. Se siente como unas vacaciones constantes, excepto por el hecho que estoy buscando trabajo. La frustración y la desorientación se hacen presentes. Así empiezo otro ciclo de no conocer mi dirección, incapaz de enfocar la búsqueda, porque no estoy muy segura de lo que busco.
Me siento sola a veces. Trato de conocer gente cuando voy a dar un paseo en las colinas o cuando estoy de compras en el supermercado. “¿Estas fresas están baratas, y son dulcitas, no cree?” Llevará tiempo, como siempre sucede, unos tres años en comenzar a entablar amistades. Pararemos algún día. Un promedio de seis años es la norma para estas trasferencias que me han drenado de mis viejas amistades.
Escribo como si me estuviera jugando la vida. A mi blog le hacen falta más visitantes, así que si te gustaría compartirlo con otras personas, por favor hazlo. Lo apreciaría. No tengo enlaces, y no hablo elocuentemente sobre enfermedades mentales, porque yo no aprendí sobre esto en un libro. Lo vivo; me pertenece, este vacío, mi pérdida del sentido del YO. En cambio, uso las palabras que siento en mi pecho: vacía, desorientada, desconectada, rota, no las palabras que he aprendido en la consulta del médico, tantos años sentada en esa silla: deprimida, delirante, maniática.
Actualmente estoy escribiendo mi libro sobre cómo es vivir con una enfermedad mental y sobre la amistad entre mujeres. Allí es donde escribo sobre mi amiga Zoë y cómo ella me guió en la distancia. Honro a mi amiga en este libro, mi amiga, la que se fue hace ya cinco largos años.
En la playa y me siento en la arena y dejo que las olas rompan en mis pies. La brisa corta a través de mi centro y canta su canción triste. “¿Qué hago ahora?” le pregunto al mar. El agua fría del Pacífico me trae de vuelta a la belleza a mi alrededor. Después de lo que parece un largo rato, me levanto y me sacudo la arena de la espalda. Camino con dificultad en la arena tibia de vuelta a la paseo. Ya en la acera de concreto, sacudo mis pies y continuo con paso firme. Es un nuevo comienzo. Debo darle tiempo.
I feel you on feeling lonely when you are surrounded by so much activity. I still wonder why that is. Thanks for sharing
Heather
Everything seems in place, and yet, I feel the floor has been removed from under my feet. Thanks for stopping by and commenting. I love your blog by the way.
Thank you so much, I really appreciate that. And I understand completely. It is so hard to explain to people who have never experienced it.
I remember moving to Owasso and how I felt so alien. It was a huge thing when one day, I went to the grocery store and saw someone who knew who I was and spoke to me! Go to the nearest library every day for two weeks – you will connect with someone.
Thank you, Kay. That seems like a good idea.
I love your words. I love your heart. It resonates in your words and brings mine joy.
Thanks, Katy. Those are sweet words.
Bienvenida a California…hoy Octubre 18, usted fue una de las invitadas a la clase de NAMI aqui en Los Angeles, yo en lo personal me senti muy interesada en lo que usted compartio con nosotros en clase. No puedo decir que me identification con su enfermedad, porque yo no tengo familiares con enfermedad mental, mejor dicho, pense que no tenia. Cuando empese a ir a las clases NAMI, fui por acompañar a mi pareja, Enrique saldaña, el es el que dio la clase, escuchando lo que compartian las families, me hiso ver de otra manera a la gente. Como dije antes, yo pense que no tenia familiares enfermos, pero a traves de Facebook, me entere que mi sobrino, hijo de mi hermano, esta enfermo…lo que son las cosas, teniendo reuniones familiares, eso era algo de lo que no se hablaba, digamosle que es un secreto mas de familia.
Me impresiono mucho lo que compartio en clase, que Llegando a casa hagarre mi tablet y busque su pagina, he leeido un poco, pero seguire leeiendo.
Gracias por la visita, esperamos verla de nuevo, y de nuevo bienvenida a usted y su familia a California.
Lourdes Quinonez.
Muchisimas gracias, Lourdes. Me alegro que mis palabras hayan tocado un rinconcito de su corazon. Me contento mucho compartir con ustedes mi testimonio, ayer por la tarde. Su grupo fue muy receptivo y me hicieron preguntas muy interesantes.
Es importante salir a luz, destapar esos secretos familiares, y aceptar la presencia de las enfermedades mentales en nuestra vida, si queremos erradicar el estigma que existe en contra de la gente como yo y como su sobrino.
Me alegro le haya gustado mi blog. Espero “verla” por aqui nuevamente. Gracias por leer.