In US, adequate health care is a privilege. This is even truer when it comes to mental health. Even with medical insurance, the patient must fight to have control over her treatment and the decisions that affect it.
When I first moved to Oklahoma, I had both a psychiatrist for medication management and a psychologist for psychotherapy. Although they communicated effectively, I didn’t like the arrangements. I felt I needed more connection with the person who controls my medication. As it happens, all I needed was ask. I asked my psychiatrist to provide me with both services in longer sessions.
He agreed and for the next five years, I had one-stop, top quality mental health care. I made tremendous progress and eventually the doctor reduced the medication to a minimum, something I have been wanting all along. From experiencing constant crisis, I evolved into a much more serene person and considered myself in recovery.
At that time, I enjoyed great medical insurance and it happened that the doctor belonged to the same network. It also gave me a sense of control over my treatment.
Once I moved to California, I tried to find the same quality of mental health care that I had. It has proved to be difficult. First, there are not that many psychiatrists who are willing to do psychotherapy. The deep understanding that emerges from speaking your soul to the doctor, it’s substituted with a brief 15-minute session spent solely on the issue of medication. I doubt that any communication occurs between the psychologist and the psychiatrist.
Again, I put my self-advocate hat and decided to find a health care professional that provided both medication management and psychotherapy. I found a good one. Only she is an out-of-network doctor, meaning she has not agreed to any set rate with my insurance. She doesn’t charge more than my previous doctor. I accept the fact that I may have to share the cost of this doctor, but the problem is that the insurance refuses to pay.
In the past months, and for different reasons, I have experienced several small crises, which have required frequent visits to the doctor. Because the insurance has not reimbursed me for all the appointments I’ve had, I am forced to manage the best I can on my own with a minimum of care.
At times it’s scary.
I won’t be deterred. I will find affordable care, a psychiatrist that sees me as a whole person, not as a consumer of pharmaceuticals.
I refuse to be medicated by a doctor that doesn’t inquire about my symptoms or engages in conversation with me to try understanding my emotions. I will fight the insurance company if it is necessary and find community resources that favor strong psychotherapy over the use of chemicals to treat serious mental illness.
En los Estados Unidos, la atención médica de calidad es un privilegio, tanto más cuando se refiere a la salud mental. Aún con seguro medico, el paciente debe luchar para tener control sobre su tratamiento y las decisiones que lo afectan.
Cuando me mudé a Oklahoma, tenía un psiquiatra para control de medicamentos y una psicóloga para psicoterapia. Aunque ellos se comunicaban efectivamente, no me gustaba la combinación. Yo necesitaba mejor conexión con la persona que controlaba mis medicamentos. Resultó que sólo necesitaba preguntar. Le pedí a mi psiquiatra que me brindara ambos servicios en sesiones más largas.
Él estuvo de acuerdo y por los próximos cinco años, tuve un solo servicio de salud mental de la mejor calidad. Hice tremendo progreso, y eventualmente el doctor redujo los medicamentos al mínimo, algo que yo había deseado siempre. De experimentar crisis constantes, me convertí en una persona mucho más serena y me llegué a considerar en recuperación.
En ese tiempo, disfrutaba de un seguro médico excelente, con suerte que el médico pertenecía a su red. Esto me dio una sensación de control sobre mi tratamiento.
Una vez que me mudé a California, intenté encontrar la misma calidad de cuidados de salud mental que tenía. Esto ha sido muy difícil. En primer lugar, no hay muchos psiquiatras dispuestos a hacer psicoterapia. La comprensión profunda que surge de revelar tu alma al médico, se sustituye por breves sesiones de 15 minutos en los que se discute principalmente la medicación. Yo dudo que haya ningún tipo de comunicación entre el psicólogo y el psiquiatra.
Nuevamente, asumí mi rol de auto-defensora y decidí encontrar un profesional de salud mental que me diera ambos servicios: control de medicación y psicoterapia. Encontré una buena. Sólo que ella no pertenece a la red de mi seguro, lo que quiere decir que ella no ha llegado a un acuerdo con mi seguro sobre el monto de sus honorarios profesionales. Eso no quiere decir que ella cobre más que mi médico anterior. Yo acepto parte del costo de este médico, pero el problema es que la compañía de seguro se rehúsa a pagar.
En los últimos meses, y por diferentes razones, he experimentado varias crisis pequeñas, las cuales han requerido que vea al médico con frecuencia. Puesto que la compañía de seguro no me ha pagado por todas las citas que ya he tenido, me veo obligada a arreglármelas lo mejor que pueda por mi propia cuenta y con un mínimo de atención profesional.
A veces da miedo.
Pero no seré disuadida. Encontraré ayuda asequible, un psiquiatra que me vea como una persona íntegra, no como un consumidor de fármacos.
Rechazo los medicamentos que me indica un médico que no indaga en mis síntomas, que no conversa conmigo tratando de entender mis emociones. Voy a luchar con la compañía de seguro si es necesario, y encontraré recursos comunitarios que prefieran una psicoterapia fuerte al uso de químicos para el tratamiento de enfermedades mentales serias.
Hola Libeth , creo que eres la amiga de Cecilia (la de Canada) que se puso en contacto conmigo hace poco. Yo estoy facilitando un curso de NAMI Fam to Fam ,vamos en la unidad 5 de 12, y como siempre estoy muy contenta de ayudar a nuestra comunidad latina. LLámame de nvo. pues no encuentro tu telefono, Un saludo afectuoso. Jazmin A.
Looking forward to talk to your class, Jazmin.